jueves, 28 de octubre de 2010

Destino, Barcelona

Un hombre de unos veinticinco años, llamado Federico, trabajaba en la fábrica de cervezas "Bionade" de repartidor. Su camión parecía que llevaba una cerveza gigante, pero no, era la lona que tapaba lo que había dentro.
Trabajaba en Madrid y tenía que hacer un reparto solo a Barcelona. Creía que llevaba lo de siempre, miles y miles de botellines de cerveza, pero no, llevaba otra cosa, solo una...
En el camino le pasaron muchas cosas, la primera es que se encontró a un amigo, que era también repartidor. Se llamaba Julián.
- Holla Julián. ¿Qué haces tú por aquí?
- Nada, vengo de Barcelona de repartir Coca-Colas.
- ¡Qué casualidad!, yo voy para allá.
- Bueno, adiós, Federico buen viaje.
- Gracias y hasta luego.
Después tuvo un choque con otro coche y tuvo que quedarse un dia entero en un pueblo llamado Vales, para que le arreglaran el camión. Lo llevó a un taller.
Al día siguiente fue a por el camión, le dijeron que no había sido nada.
Por último se le abrió la puerta de atrás y descubrió que lo que llevaba era la botella gigante que estaba dibujada en la lona.
- ¡Ay Dios mío! ¡Lo que llevo aquí dentro! ¿Quién querrá una botella tan grande?
Los de atrás le pitaban enfurecidos. Federico cerró la puerta y se puso a conducir.
Una hora, dos horas, tres horas y pensando en la botella gigante, nunca había hecho un reparto así  y estaba muy nervioso por si le pasaba algo a la botella.
Cuando llegó a Barcelona se perdió y estuvo dando vueltas hasta que encontró la casa que estaba a las afueras de la ciudad. Era para un borracho drogadicto.
Entró a su casa y le entregó la botella.
- Vamos a hacer un botellón, por eso hemos pedido esta bottella gigante. ¿Te quieres venir?
- Vale, hace muchos años que no voy a uno.
Llegaron a la plaza donde iban a hacer el botellón. Empezó a las nueve y terminó a las cuatro de la madrugada. Federico no se había ido, además no podía conducir porque estaba muy borracho, de lo malo que estaba lo tuvieron que llevar a un hospital donde estuvo tres días, la familia fue a verle. Al final se puso bien y se fueron todos a Madrid.

miércoles, 6 de octubre de 2010

TRES MUJERES QUE NO SE CONOCÍAN

En Marruecos vivían tres mujeres: Agash, Dunia y Salma. Hagas era una mujer rica, guapa y con un marido y dos hijos, Dunia era pobre y con dos hijos. Su marido se murió por un cáncer y la tercera y última mujer era también pobre pero no tenía ni marido ni hijos. Un día cada una por su lado iban caminando por una calle llamada Sel y a Agash, la rica, le ocurrió una forma para ganar mucho, mucho dinero (ella quería ser mas rica aun) y entonces cogió al azar a otras dos chicas, a Dunia y a Salma.
-         Hola, soy Agash y tengo una idea para ganar dinero- dijo
-         Hoooo, sea lo que sea yo me apunto, quiero alimentas a mis hijos-respondió Dunia
-         Yo también me apunto, quiero comer- añadió Salma.
-         Pues este es el plan, trabajaremos en una fábrica de dinero en la que se reciclan los billetes estropeados para hacer otros nuevos. Una, yo, trabajará tirando el dinero a la trituradora, Dunia, tu trabajarás de transportadora de dinero, y entonces cuando haya ascensores, te pones mirando a la cámara, y como te tapa la caja llena de dinero, abres la puerta de ella y metes el dinero en una basura que hay entre los ascensores, y tu Salma trabajarás de señora de la limpieza y recogerás los billetes que meta Dunia en la basura.-
-         Ok-
-         Vale-
Al día siguiente ya estaban trabajando en la fábrica.
Agash le dio una copia de llaves a cada una para que pudieran abrir la caja de dinero.
Dunia le preguntó a Agash:
-         ¿ Tu para que quieres una copia de la llave?-
-         Para abrir la puerta, yo soy la última en abrir la caja. Aunque to tengo otra, pero es por si acaso.
El plan durante cuatro años iba fenomenal, pero....
Un día la policía las pilló y las metieron en la cárcel. La cárcel era asquerosa, con barrotes negros y pringosos, era una cárcel de mujeres. Cuando entraron había mujeres tiradas en el suelo y sacando la cabeza por los barrotes diciendo:
-         Por favor dejadnos salir.
-         Lo vais a pasar fatal, los peores momentos de vuestras vidas.
Las tres mujeres estaban aterrorizadas, sobre todo la rica, no podía aguantar el olor que había allí. Las metieron en una celda a las tres.
Después de diez años las soltaron, y fueron directamente al sitio donde habían escondido el dinero. Allí estaba: millones y millones de Dirham. Las tres mujeres se escaparon a otro lugar, a otro sitio del mundo, pero solas. Solo una se llevó a sus hijos, Dunia. Se fueron a la India, donde vivieron muy bien.
Cada una encontró a su media naranja, Agash se casó con un joven muy guapo y atractivo llamado Isac, Dunia, tuvo otros dos hijos y se casó con Román, un joven rico y heredero de la India, y Salma se casó con Rect, era el mas pobre de todos, pero vivieron muy bien con el dinero robado de Marruecos y también Dunia les dio mucho dinero a cada una.
Dunia vivía en un palacio todo blanco y cada cosa en su sitio, jarrones de oro, camas grandes... El palacio siempre estaba iluminado. Agash vivía en una casa normal y corriente, y la compartía con Salma. La casa era de madera y a las afueras de la ciudad. Ya no hicieron mas robos. Vivieron felices para siempre.
FIN